Los Aullidos

23:08 Fran Ibáñez Gea 0 Comments

   

 
Al infinito recuerdo y admiración de Verónica Forqué, q.e.g.e.


    No es fácil. Nos acorralan tiempos de aires mustios. Vagan lívidas las tormentas que ante el sigilo de la inadvertencia estallan centellas. No es fácil, repito, el asumir una batalla contra algo que se ha filtrado en nosotros y supura; de un escozor que avanza hasta la raíz del alma para convertirla en penumbra. Habitamos un mundo contaminado que ha picado nuestra mente, quebrándola y retando la balanza de paz que nos compensa. Ansiedad, depresión, angustia. Un riel de hostiles que nos perturban. Que pensamos ajenos y exóticos, pero que moran cerca. Nos hemos aislado de sentir. Hemos advertido una carga pesada y silenciosa; una flecha atravesada en el costado que nos atraganta los suspiros. 

    Una de las damas de nuestras tablas, cosecha de laureles sus sienes porta, ha decidido despegar de este mundo hostil, enjuto y chulesco para efervescer a otra dimensión más amable. Arropada por estrellas. Se acabaron los aullidos, los llantos y los temores. Se disiparon los crujidos, exabruptos y litigios. Qué rostro vieras aquella mañana en el espejo para no reconocerte, para no amarte y preferir huir del garfio que te acongojaba y malhería. Usar una puerta sin retorno, en el que privar tu coqueta y tierna sonrisa a estos toscos hostiles que te envistieron. Has recibido mucho, querida Verónica. Luz cristalina. En estos últimos meses tus peripecias y aleteos no conseguían despertarnos la llama del auxilio que a gritos vociferabas. Has pagado una factura infinita. 

Hoy el cine se queda un poco más huérfano. La muerte ha desgarrado una parte de nosotros y la ha enterrado contigo. Sentimos tu pérdida como un fracaso, profundo. Por no haber sabido oír los aullidos que sentías, la voz que palidecía en ti hasta ahogarte. Por no ver la cuerda que poco a poco se alargaba y pendía. Porque no eres sólo tú. Sólo nos queda deshacernos contigo. Desaprender esta amargura cotidiana. Qué temor no habrás sentido y en qué neblina, en qué nebulosa tu mente habrá decidido migrar para no sentir más dolor, más angustia; más pesar. No supimos hacerlo mejor. Perdónanos, por ti y por todas las personas que aún siguen en este mundo luchando los naufragios y heridas que te perseguían, para que podamos abrir los ojos y ayudarles creando un mundo más amable, más cálido. Con la esperanza de que en otra vida podamos tropezarnos y volver a reír como tantas veces nos has dejado reír contigo. Silenciar tu voz, omitir tu sonrisa, cerrar tus ojos destellantes ha sido un pecado inconfesable. Una omisión de incógnita vileza que ha matado a un ruiseñor. Nos regalaste tu alegría cuando en ti ocultabas una feroz tormenta. 

Su repentina partida pone en relieve uno de los terribles asaltos que castigan nuestros días. Una desolación trágica que siega la vida de muchas personas en nuestro país, sin mayor advertencia que los seres queridos que las pierden. Síntomas que han aflorado teniendo como denominador común el covid: fallecimientos apresurados, aislamiento y neurosis, dictadura escrupulosa, agresivo partidismo sobre las vacunas y las crisis de moral que han provocado. Enrocados en nuestros bastiones, a cuenta de la pandemia, nos hemos privado de auxilio; hemos camuflado las enfermedades del alma y de la mente en este ambiente demacrado. La factura es inmensa. Seamos refugio. Ejerzamos la empatía como bandera. Sin heroicismos ni paternalismos. Aprendamos a identificar señales; acudamos a los especialistas. Pidamos ser luz y tener fuerzas para tender una mano a todas las Verónicas Forqué que, más allá de lo que quieran demostrar, necesiten un hombro amigo en el que apoyarse para seguir caminando. Víctimas cabizbajas que sollozan silencios y no encuentran un punto en el que levantar la mirada. Lo habrá. Hallarán la manera. No somos ningún ejemplo de cordura ni saber hacer, pero si fuera necesario ser algo mejores, practicaremos con tesón, así sea para demostrar que de alguna manera podemos ofrecer solidaridad y sentir admiración hacia el prójimo. 


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El piano de Falla

9:54 Fran Ibáñez Gea 0 Comments

 

La relación que existe entre Guadix y el compositor Manuel de Falla es estrecha. Sirva de celestina en este encuentro la pluma de Pedro Antonio de Alarcón, quien por medio de su Sombrero de Tres Picos (1874) el gaditano lleva la obra a las tablas londinenses en el verano de 1919 como ballet. El éxito fue sonado en ambas partes del Atlántico, pues no podría ser de otra manera, habiendo formado equipo Falla con el coreógrafo pupilo del Bolshói, Myasin, la dirección orquestal de Ansermet y decorados de Picasso. El eco de los aplausos llegó a la hoya accitana, nombrando al maestro hijo adoptivo de la ciudad en 1927. 

En uno de sus viajes por la zona, D. Manuel es acompañado de algunos amigos, entre ellos el poeta Federico García Lorca. El realizado en 1928 a Guadix y Purullena estaba motivado por la noticia llegada al músico de que en los sótanos de la catedral había un instrumento único en muy deterioradas condiciones. Efectivamente, la pieza en cuestión era uno de los primeros clavicémbalos (clavecín o esquineta) construidos en España. Juan Aparicio (Gaceta literaria, 15 de febrero de 1928) parece recoger unas líneas sobre las impresiones de Federico sobre la pieza, añadiendo que era rosa y oro rococó. Por otra parte se sabría su precio de compra por la diócesis, de doscientos ducados, y que ante semejante valor, debiera estar custodiado por el deanato catedralicio. 

En una inscripción se perfila la identidad del instrumento: Franciscus Perez Mirabel. Civitates hispalense. 1737. En el taller sevillano de Mirabel se construyeron los primeros clavicémbalos, ganando popularidad en toda Europa. Así mismo, este instrumento sirvió para relevar al arpa barroca en la catedral accitana bajo las órdenes del maestro de capilla D. Pedro de Arteaga y Valdés, entre otras incorporaciones e innovaciones musicales. El propio Falla había compuesto años antes un concierto para Clave y conjunto de cámara, lo que este hito lo entusiasmaría mucho más. 

Teniendo en cuenta esas notas de pasado, volvemos al presente. El paradero del instrumento era una incógnita, pues no ha habido ninguna reseña a posteriori desde la visita del compositor sobre cuál era el estado o situación del mismo. La realidad es que en los sótanos de la catedral ya no está, ni en ninguna de sus dependencias. Presumiblemente la guerra podría haberlo devorado y haber convertido su madera desgastada y teclas en fogata, como tanto patrimonio maltratado y ultrajado en los estragos de la contienda. Sin embargo, la puesta en valor de Falla rescató del olvido esta joya y por alguna circunstancia se entendió que su lugar no era ese. En 2018, la orden de religiosas de clausura concepcionistas de la ciudad deciden cerrar el convento, con lo que conllevaría la migración de las hermanas y también de todos los bienes artísticos en su interior. El edificio de cuatro siglos y medio atesoraba bastantes obras de arte. Y entre ellas se encontraba el "piano de Falla".  En algún momento, o bien para protección del mismo durante la guerra o por desuso durante la posguerra, se depositó en el vecino convento. Ante el interés de éstas de trasladar el clavicémbalo fuera de la ciudad una vez que echaran el cerrojazo, se les pidió que lo devolvieran a la catedral, ya que son los canónigos los legítimos dueños de éste y quiénes pueden ponerlo en valor para disfrute de los accitanos y accitanas en las dependencias museísticas.

Las monjas desatendieron las peticiones, pusieron en venta el convento y junto con el resto de lienzos, imágenes y mobiliario hicieron mudanza, dejando Guadix huérfana de parte de su historia. Se abre así una brecha de final impreciso, pues queda al amparo de las religiosas concepcionistas reparar el agravio cometido contra el patrimonio de la ciudad. Esperamos poder verlo pronto y tener la oportunidad de entusiasmarnos con los mismos ojos de descubrimiento que Falla y Lorca pusieron en él. 


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La desmadrilización del arte (II)

12:04 Fran Ibáñez Gea 0 Comments

 

No sólo el patrimonio arqueológico de nuestros museos necesitaría pasar por una fiscalización de legitimidad, sino que dentro de este terremoto ha sido el arte y las pinacotecas las que se han atrevido a romper lanzas contra la quietud y reclamar a los museos nacionales obras, que bajo alguna consideración y buena voluntad, podrían tener mayor representatividad contextual en otros lugares. 

El caso más llamativo ha sido el sugerido por Málaga de proponer que "El fusilamiento de Torrijos" (1888) pueda viajar del Museo del Prado hasta el Museo malacitano sito en el Palacio de la Aduana. El peso de esta sugerencia recae en que este hecho tuvo lugar en la playa del Perchel, y que la memoria del general Torrijos está íntimamente ligada a la ciudad. Es posible que la lucha de Torrijos por la libertad signifique para Málaga lo mismo que la Constitución de 1812 y las Cortes para Cádiz. Un símbolo de la libertad contra la depredación y corrupción política. No obstante, si se creara un precedente de este tipo, habría que hacer una remodelación masiva de todos los cuadros, guiados bajo el criterio del lugar que representen. Así Granada se llenaría de un historial de Alhambras, Sevilla de Giraldas y Córdoba de Mezquitas pintadas. 

A pesar de ello, lejos de esta idea, el cuadro que encargó hacer el gobierno a Antonio Gisbert para el Museo del Prado, no tiene ningún nexo con esta reclamación. Por el mismo motivo que Málaga hoy puede hacer dicha petición, Sagasta ya entonces dispuso sufragar con el erario público esta obra para que fuese un referente a las siguientes generaciones y jamás olvidar en recuerdo perpetuo la dignidad y sacrificio de los caídos por la libertad, quedando a la altura referencial de los "Fusilamientos del 3 de mayo" (1814) de Goya. 

En cambio, es notoria la política que el Prado ha tenido y fomentado bajo su "Prado disperso" en el que a lo largo de su historia ha cedido a instituciones provinciales y académicas la custodia de algunas de sus obras. Sirva de ejemplo, con motivo del doscientos aniversario de la pinacoteca, la Universidad de Granada hizo una exposición sobre los lienzos que el museo nacional tiene en cesión en las dependencias universitarias. Por tanto, el Museo del Prado va más allá de sus propios muros y comparte este despliegue artístico a lo ancho y largo del territorio nacional. Una medida sensata para paliar el almacenamiento congestionado que sufre y dar visibilidad a su contenido.

Sí sería fortuita la cesión del "San Francisco arrodillado en penitencia" (1664) de la accitana Mariana de la Cueva y Barradas, actualmente en los depósitos del Prado. Gracias a investigaciones y hallazgos, principalmente resueltos por Carmen Hernández Montalbán, se dató la autenticidad y origen natal de la pintora. Para el Museo del Prado esto no representa gran descubrimiento en comparación con las obras maestras de Velázquez, Murillo o Tiziano que atesora. Su calidad no deja de ser humilde, como copia de un modelo de El Greco, a expensas de que recaiga en una mujer la autoría. Una reducida lista donde cada vez van saliendo a la luz más nombres y uniéndose al club de otras grandes artistas como Lavinia Fontana, Sofonisba Anguissola o Artemisia Gentileschi. Sin embargo, para Guadix sería un privilegio poder contar con esta pieza en el futuro museo de la ciudad, fomentando el papel que representó Mariana de la Cueva y Barradas en la pintura granadina del siglo XVII y aumentando la expresión pictórica al ya vasto patrimonio accitano. 

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