Museos franquicia
El atesoramiento de obras, su conservación y promoción son
tareas fundamentales que acomete un museo. El mundo del arte está en continuo
movimiento. La vertiginosa velocidad a la que avanza hace que todas las
instituciones y galerías estén siempre al tanto de cambios y propuestas. Las
casas de subastas y ferias asumen el papel hoy de lo que antaño realizaban las
exposiciones universales. Todo está por hacer, todo está por descubrir. Estar a la altura de los tiempos es una máxima.
El inmenso volumen de piezas que los museos conservan es
inabarcable a sus limitaciones arquitectónicas. El espacio de exposición suele
ser minúsculo comparado con el basto número de obras de arte custodiadas en sus
almacenes. Dos de los museos españoles más importantes son conscientes de esta
realidad. El Museo Nacional del Prado, de las 8.000 cuadros inventariados, sólo 1.150
están a la vista en sus salas. El proyecto aprobado para la ampliación de
Norman Foster en el Salón de Reinos se espera que muchas más puedan ser
expuestas. El Centro Nacional de Arte Reina Sofía cuenta con 30.000 obras, suma y
sigue, teniendo el 5% expuesto. Los americanos, franceses y rusos no son menos. Y este hecho explica la motivación de difundir en otros lugares, inaugurando nuevas sedes y centros, el
volumen archivado de sus colecciones.
El parisino Louvre tiene una franquicia en Lens y Abu Dhabi.
De la mano, Pompidou se presenta en Metz y se cuela en Málaga. La Solomon Gunggenheim
Foundation abrió en Nueva York y de allí conquistó Venecia, Bilbao, siendo doblete para Abu Dhabi. Hermitage anunció su idea de abrir una sede en
Barcelona próximamente. El aplauso por esta iniciativa viene dado por la
internacionalización de las ciudades donde se posan estas instituciones, bien conocidas
en lo ancho y largo del mundo. Su presencia genera unas sinergias muy
interesantes como dinamizadoras del turismo cultural. Incluso algunas de ellas,
bien el Pompidou malagueño (De la
Fuente & Malavé), bien el Guggenheim bilbaíno (Gehry) han
visto experimentar en sus ciudades una imagen nueva más atractiva de renovación.
Unas consecuencias más ásperas son la falta de idiosincrasia con el arte del
lugar. Es un pastiche en el que la ciudadanía no se siente reflejada. No forma
parte de su verdad cultural. Va al margen de sus artistas y de sus corrientes
artísticas. El malacitano de toda la vida se encuentra en el Pimpi, no en el
Burguer King. Ahí entra el debate de qué cara se quiere mostrar, una marca
blanca de ciudad más adaptada a las previsiones del foráneo o el abanico de
posibilidades con el que un lugar ajeno pueda ofrecer.
Otras muestras a caballo de museos franquicia podrían
considerarse Caixa Forum, con sedes en Barcelona, Girona, Lleida, Tarragona, Zaragoza,
Madrid, Valencia, Palma y Sevilla. Sus exposiciones temporales cuentan con un itinerario
vertebrado por algunas de ellas. Todo ello es posible por los convenios firmados con otras grandes instituciones como el British Museum, el Louvre o el mismo Prado. El Thyssen-Bornemisza tiene su colección estatal en la
capital, algunas obras en el MNAC, mientras la colección Carmen Thyssen tiene
sede en Málaga, y obra hasta en Andorra. La Tate
inglesa también podría incluirse en este apartado, atendiendo a que dos de los
museos principales de la institución tienen sede en el propio Londres (Britain
y Modern) y los otros dos en Cornwall (St Ives) y Liverpool. Todo ello es
respuesta a una cuestión dada. La limitación espacial ha encontrado su solución
con la expansión y nueva apertura de sedes en nuevos destinos, promoviendo
valores culturales y haciendo el arte más accesible al público en cualquier
parte del mundo.
Hola. No me queda muy clara tu postura, qué beneficios o desventajas tiene que se desarrollen franquicias de los grandes museos.
ResponderEliminarGracias por tu pregunta Alejandra. Mi postura viene delimitada por la idiosincrasia y carácter del lugar donde se asienten estas sedes. No podemos olvidar que esta iniciativa está condicionada por la necesidad de expandir de primera mano sus colecciones. Las exposiciones temporales y préstamos a otros centros de arte no terminan de ser suficientes y comprometen los lazos entre instituciones. Sin embargo, la población local puede sufrir un empobrecimiento de su marca regional al vincular su ciudad por los turistas por un museo ajeno. Es decir, si los turistas conocen Abu Dhabi por el Louvre, no están conociendo Abu Dhabi realmente. Lo cual no quita que la administración autóctona esté interesada en tener un reclamo internacional de semejante envergadura, poniendo en riesgo su valor patrimonial referente, por servir de reclamo a un flujo económico más seguro o complementario al que ya había.
EliminarNo puedo posicionarme debido a que es el turista el que entorpece o abrillanta la conexión. Es negativo si el turista sólo se queda en visitar la sede del museo. Es genial si a través del museo, el turista puede reafirmar su oferta cultural y de ocio con todos los beneficios que le ofrezca la ciudad anfitriona.
Añadiendo el compromiso que esa sede tenga con el entorno. Bien puede ser un chupóptero que se aprovecha de la coyuntura o emplazamiento del lugar para atraer turistas y dar a conocer sus obras sin mayor beneficio que el económico, o bien se involucra con la vida local y trata de generar un impacto amable en su cultura, tratando de encajar en las sinergias ya establecidas.
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